El fraude de la huelga educativa en Baleares
Carlos Serra Martín
El fraude de la huelga educativa en Baleares
25 de Febrero de 2014
Algunos centros educativos de Baleares se han transformado,
durante el último cuarto de siglo, en plataformas ideológicas al
servicio de proclamas políticas radicalizadas, excluyentes y de sesgo
manifiestamente totalitario. Los constantes atropellos cometidos estos
últimos meses, a raíz de una convocatoria de huelga en el sector docente
de la educación pública no universitaria, son el síntoma terminal de un
abuso perpetrado con absoluta impunidad, por parte deuna minoría de
maestros y profesores de vocación política antes que docente,
fuertemente apologista y de carácter marcadamente partidista, que no han
dudado en hacer carrera con su proselitismo sectario, en connivencia
con las instituciones públicas y los diferentes gobiernos de las Islas
Baleares, para hacerse con las riendas del sector de la enseñanza y
transfigurar así sus parámetros educativos en una suerte de catecismo
ultra.
Asistimos estos días al hilarante espectáculo de una huelga
educativa que reclama calidad educativa, proponiendo como medida
reivindicativa para conseguirla la suspensión de la formación de los
estudiantes, en algunos casos por imposición o amenaza. Se entiende así
cómo los medios utilizados son, en realidad, los fines perseguidos. La
deslegitimación de las alternativas democráticas al fracaso educativo de
la Logse-Loe revela las verdaderas motivaciones de un sector de los
huelguistas, capaz de reclamar diálogo mediante la imposición de recetas
que han degradado nuestro sistema educativo hasta la obscenidad.
Más de dos décadas de ideologización educativahan dado ya
sus frutos envenenados: analfabetismo funcional y fracaso escolar sin
precedentes. ¿Qué calidad educativa reclaman entonces los portavoces de
los huelguistas? Ninguna, porque no es la educación lo que les preocupa.
Tampoco les preocupan los estudiantes, a los que dejan sin clase para
mejorar su "calidad" educativa. Lo que les preocupa es que alguien pueda
discrepar de sus posicionamientos ideológicos y reclame su derecho a
aprender o su derecho a enseñar, durante estos ejercicios democráticos,
monocolor, de exaltación del incivismo y el menosprecio a la legalidad:
recordemos que los autoerigidos como representantes de los profesores y
maestros de Baleares han pronunciado llamamientos a la insumisión en
varias ocasiones, dejando claro que ellos son los que van a imponer las
reglas del juego, en una democracia a la carta que hasta la fecha solo
ha conseguido lesionar los derechos de los estudiantes y perjudicar, por
tanto, su principal interés: aprender.
Casi trescientos alumnos de diversos centros que no
comulgaban con el credo verde o el lazo de la imposición lingüística y
deseaban seguir recibiendo sus clases, viendo como en sus centros de
enseñanza algunos profesores cambiaban sus clases de lengua, matemáticas
o historia por talleres de revolución de guardería, se han negado a
quedarse de brazos cruzados y han optado por cambiarse de centro. Todos
ellos, así como sus familias, están pagando el elevado coste que implica
discrepar del fundamentalismoque impone sanciones morales y
fusilamientos sociales a los que escapan del dogma oficial y se atreven a
denunciarlo.
Los datos personales de la alumna, menor de edad, que se
atrevió a denunciar las prácticas amenazantes y totalitarias del
director de su centro, como impedir que los profesores que no hacían
huelga pudieran adelantar temario, o aleccionar a las familias para que
no llevaran a sus hijos al centro, puesto que quedaba expresamente
prohibido que sus hijos recibieran clase, fueron difundidos por el
denunciado con fines claramente intimidatorios.
Consecuencia inmediata de la publicación de estos datos ha
sido la recepción de encarecidas muestras de solidaridad fascista a
través de las difusión por internet de un supuesto árbol genealógico de
su familia, donde son señalados todos y cada uno de sus miembros al más
puro estilo mafioso (nombres y apellidos, lugares de trabajo y centros
de escolarización de sus hijos), práctica que recuerda el ejercicio de
extorsión a los comercios de Palma ( orquestada desde un departamento de
una facultad de la Universitat de les Illes Balears) para que
colaboraran económicamente en el sostenimiento de la huelga y cuya
rotunda negativa a prestarse al chantaje dio lugar a unas listas donde
se señalaba a qué comercios había que boicotear. Sin olvidar a aquellos
periodistas que han recibido el cariñoso abrazo del extremismo
ideológico por informar de semejantes prácticas en el transcurso de la
huelga.
El 7 de enero se convocó a una huelga en el sector
educativo en apoyo al director que sacaba a los alumnos de sus clases
para hacerles cantar imprecaciones contra un representante público
elegido democráticamente, utilizando así a menores de edad, sin el
consentimiento de sus padres, en campañas reivindicativas de carácter
político, en un ejercicio grotesco y cobarde de abuso de poder que le ha
costado una apertura de expediente disciplinario y su cese inmediato
como director.
Este es el broche a una campaña de intimidaciónque ha
restado credibilidad a una protesta legítima transformada, finalmente,
en un sistemático chantaje institucional que incluso ampara y utiliza
prácticas indecentes e ilegales.
Es hora de reivindicar una escuela para todos, sin
injerencias políticas que instrumentalicen la enseñanza y la postren al
servicio de proclamas ideológicas que suponen una merma en la calidad de
la enseñanza. Deseamos maestros y profesores vocacionales, no un
comisariado político, sórdido y mediocre, encargado de satisfacer ansias
totalitarias contrarias a las sociedades abiertas con deseos de
prosperidad. La impunidad por sistema es liberticida y acaba con la
convivencia, el respeto, la tolerancia y, en definitiva, con todos
aquellos valores de los cuales el maestro debiera ser espejo inmaculado,
para sustituirlos por otros como la discriminación, el odio, la
intransigencia y el fanatismo.
Muchos de nosotros no hemos apoyado nunca la huelga pero
hemos celebrado que nuestros compañeros pudieran ejercer su derecho a
protestar de esa manera. Otra cosa distinta son los abusos cometidos por
todos aquellos que se creen por encima de la ley y por encima de los
demás, y que no dudan en manipular groseramente a padres y madres de
alumnos para servir a sus abyectas obstinaciones. La inmensa mayoría de
profesionales de la enseñanza no respalda que el fin justifique los
medios. Por eso, aquellos que intentanbatasunizar la escuela se están
aislando cada vez más en la trinchera de su propia vergüenza.
Publicado en El Mundo-El Día de Baleares el 25 de febrero de 2014
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