La Generalitat reconoce que Cataluña no existió como unidad histórica independiente
Aragón / política
La Generalitat reconoce que Cataluña no existió como unidad histórica independiente
Día 21/10/2014 - 10.55h
El relato de su página web deja claro que, históricamente, no pasó de ser un territorio de condados bajo el dominio sucesivo del Imperio Carolingio, de los reyes francos y de la Corona de Aragón
El empeño del nacionalismo catalán por
justificar su afán secesionista con una raíz medieval se topa con la
Historia. Tanto que, pese a las frecuentes manipulaciones históricas, la
propia página web de la Generalitat que se esfuerza por reescribir el
pasado de ese territorio reconoce ímplica, e incluso explícitamente, que
tal realidad no existió.
Ese territorio no pasó de ser una extensión
dividida en condados que, sucesivamente, estuvieron bajo la dependencia
del Imperio Carolingio, de los reyes francos y de la Corona de Aragón.
En el artículo de la web oficial de la Generalitat titulado «La formación de Cataluña»
da por hecho –con una interpretación histórica de por sí interesada–
que «el proceso unificador» no culminó supuestamente hasta la era del
conde barcelonés Ramón Berenguer I (1035-1076), cuando «los condes de
Besalú, Cerdaña, Ampurias y Urgel reconocieron la supremacía del conde
de Barcelona». Aún así, la web de la Generalitat habla de «proceso
unificador», pero en ningún caso se atreve a referirse explícitamente a
una «Cataluña independiente».
De por sí es discutible dar por
hecho que esa supuesta supremacía reconocida conllevaba el nacimiento de
una Cataluña independiente –como se pretende en el artículo de la
Generalitat–. Aun dando por hecho ese supuesto, eso significaría que, en
toda la historia de la Humanidad, la pretendida «Cataluña
independiente» existió durante menos de cien años, porque finalizó en
1137 cuando el rey de Aragón pactó casar a su hija Petronila con el
conde barcelonés Ramón Berenguer IV. Este acuerdo
matrimonial, lejos de suponer la «anexión» de Aragón a Cataluña, supuso
la incorporación del Condado de Barcelona al Reino aragonés, surgiendo
así la Corona de Aragón.
Pero, en la práctica, ni siquiera existió realmente esa fugaz «independencia» de los condados que hubo en lo que hoy es Cataluña. El Tratado de Corbeil, firmado en 1258 entre
el rey de Aragón y el de Francia, lo confirma. En síntesis, ese tratado
supuso que el rey aragonés cedía al francés los condados situados al
otro lado del Pirineo; el franco renunciaba definitivamente en favor del
rey de Aragón los condados que le quedaban de lo que históricamente fue
la «Marca Hispánica».
Para sortear esa realidad histórica, la web de la Generalitat opta por términos difusos para referirse a ese pasado. Por ejemplo, tras reconocer que los priemros condes eran «designados por el rey» (del Imperio Carolingio), apunta que esos condados
«se fueron independizando de hecho». En ningún caso habla de
independencia sin más, ni mucho menos de una independencia de derecho.
Por si queda duda, un mapa francés del año 1235 –23 años antes del Tratado de Corbeil– deja claro cuál era el reparto
«estatal» de Europa. En él, no es que Cataluña no aparezca como
territorio identificado como tal, sino que esa porción geográfica queda
repartida entre la Corona de Aragón –con el condado de Barcelona
incluido– y el Reino de Francia.
Cuestión aparte es el insistente uso que la web de la Generalitat hace de términos sin soporte histórico real, como el de «Corona catalano-aragonesa» o «casa real catalana»,
para eludir hablar abiertamente de Corona de Aragón, de la que la
actual Cataluña era un territorio más. Los reyes lo fueron de Aragón y
entre los títulos que como tal ostentaban estaba el de condes de
Barcelona.
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