30 años de anormalización lingüística
30 años de anormalización lingüística

Se
cumplen ahora 30 años de la aprobación de la llamada ley de
“normalización lingüística” de Baleares. Gracias al Partido Popular de
Gabriel Cañellas se aprobó una ley copiada de la catalana del “molt
imputable” Jordi Pujol que estableció las bases legales para, en la
práctica, erradicar el español de la enseñanza y sustituir el
mallorquín, menorquín e ibicenco por el catalán. Si bien el balear ya
había sido condenado legalmente, 3 años antes, con la aprobación del
Estatuto de Autonomía, cuando, a diferencia del valenciano, se decidió
políticamente que la lengua “propia” de Baleares fuera el “catalán”.
Gabriel
Cañellas, y los que entonces gobernaban con él, legislaron como lo
hubiera hecho el PSM de la época, los actuales proetarras de MÉS. De
hecho, la izquierda nacionalista que ahora nos gobierna, con la ultra
Armengol al frente, es la principal defensora de la legislación
lingüística aprobada por el PP “cañellista/regionalista”, catalanista
realmente.
Los
orígenes de estas leyes liberticidas aprobadas en todas las Comunidades
Autónomas con lenguas regionales, y que no encontramos en ninguna
democracia occidental, se encuentran en los tiempos de la UCD cuando,
desde el gobierno de la nación, se cede a las exigencias de los
nacionalismos locales estableciendo la enseñanza en la lengua regional,
al principio mediante Decreto al disponer sólo de los precedentes
legales de la Constitución.
Como
este invento tenía el carácter de medida provisional, aparecieron las
Leyes de Normalización, pero no ya del Ministerio de Educación, sino de
los Gobiernos autonómicos, que con el pretexto de regularizar la
enseñanza y uso del idioma regional establecieron las bases para una
enseñanza masiva en el idioma vernáculo y la progresiva erradicación del
idioma de entendimiento entre españoles. El modelo fue la ley catalana,
aprobada por todos los partidos en el Parlamento catalán, que pese a
las graves dudas de inconstitucionalidad que llevaron al Tribunal
Supremo a consultarlo con el Tribunal Constitucional, fue aprobada sin
más por el Gobierno español, por entonces socialista.
Lo
más insólito de este tipo de normativa es la obligatoriedad de que la
lengua vehicular de la enseñanza sea el catalán, y que, a su vez, el
objetivo sea que todos los niños al final de la escolaridad dominen por
igual el catalán y el castellano. Pero los políticos se lo tragan todo y
ningún pedagogo se atrevió en su momento a decir esta boca es mía ante
semejante aberración pedagógica. Tal vez porque también se disponía que,
al menos, al iniciar la escolaridad se podría escoger el idioma.
Sucedió después que tras los obstáculos que solían ponerse en las
escuelas cuando los padres solicitaban la enseñanza en español, se
estableció que en lo sucesivo toda la enseñanza se haría en catalán. Así
apareció la inmersión, con todas sus secuelas de exigencias y bajo
rendimiento.
Ante
tanto atropello, la sociedad civil defensora de la libertad, con mucho
esfuerzo y nulo apoyo político, consiguió que llegaran las sentencias
que prohibieron la inmersión obligatoria: Cinco del Tribunal Supremo y
tres del Tribunal Constitucional. Sentaban jurisprudencia. Sentencias
con fuerza de ley que, lamentablemente, nuestro enfermo sistema
democrático permite que no se apliquen, vulnerando uno de los derechos y
libertades más fundamentales: Poder elegir la lengua de enseñanza,
entre las oficiales del lugar.
Con
la perspectiva de los años podemos afirmar que estas leyes y decretos
han utilizado las lenguas regionales como los instrumentos políticos
principales para adoctrinar, enfrentarnos y separarnos. Sin esta
legislación el independentismo periférico no hubiera progresado.
El
caso de Baleares es el modelo avanzado, perfeccionado, de esta
anormalización lingüística: La mayoría de los ciudadanos tienen como
lenguas maternas el español, o el mallorquín, menorquín o ibicenco,
existe un idioma balear, con su gramática, diccionario e historia, y sin
embargo, como decía al principio, su primer Gobierno autonómico dispuso
la enseñanza en catalán.
Y aún hay
quien celebra el 30 aniversario de una ley que ha originado tanto daño a
la libertad, a la unidad, y a la cultura autóctona.
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Publicat a Mallorcadiario.com, 28/4/2016
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Publicat a Mallorcadiario.com, 28/4/2016
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